We Love Flamenco 2017

Por Susana Rodríguez

Fotografía: Aníbal González

Flamenca clásica y actual

We Love Flamenco da inicio a las pasarelas de moda flamenca, acogiendo a 38 firmas en su quinta edición, la ‘golden’, trayendo, un año más, volantes y lunares hasta el Salón Real del Alfonso XIII que esta vez no acarician tablas, sino una moqueta en oro y negro que añade un toque diferente.

En estos primeros desfiles se ha observado una vuelta a la esencia de la flamenca clásica de talles cómodos, ajustados en ocasiones, de escotes uve y volantes colocados como siempre, al hilo y sin más florituras. En esta línea, la abanderada indiscutible es Fabiola, que celebraba aquí su 30 aniversario y daba comienzo a We Love Flamenco 2017.

Pero no sólo las flamencas de siempre se han palpado con más intensidad, también el resurgir de los flecos ha ocupado protagonismo. Elemento indiscutible para los puristas del traje de flamenca, recupera terreno perdido, ampliando su presencia a las flamencas actuales, las del XXI, apropiándose de esta pasarela y siguientes, de las que también te hablamos aquí, en Flamenca.moda.

Los flecos han podido verse de muchas maneras. Pendulando de hombros y brazos en diseños de Mónica Méndez y Consolación Ayala, cosidos en oblicuo al talle de Sevillanía, agarrados con flores puñadito a puñadito, o prendidos de hombreras y contorneando escotes de Ángeles Verano, pro mantoncillo y que este año se ha dejado disuadir por otras opciones, añadiendo movimiento a su particular ondulación de volantes.

En cuanto al largo, ha destacado el de mayor longitud, 50 centímetros, medida que comenzó a usarse a fines del XIX, cuando se popularizaron los mantones, y que vuelve ahora, a principios del XXI, sujetos a las caderas en diseños de Ángeles Álvarez. O multicolores brotando de flores bordadas al escote de El Ajolí, sin olvidar también los degradé.

Sea como fuere, son perfectos para disimular barriguitas gracias a esos centímetros extra, pues su función no es ocultar silueta sino insinuarla y disimular michelines. Todo un tesoro para quien acaban de ser mamá o, simplemente, no ha conseguido superar la operación bikini post Navidad o pre Feria. ¡¡Estamos de suerte flamencas!!

En su versión clásica vimos mantones flecados cosidos al talle de José Hidalgo. Sin faltar los bordados de Foronda que, con novias de Roberto Diz, celebraron uno de los desfiles más singulares de esta edición. Fue un deleite ver el perfecto equilibrio entre diseño del XXI y prenda del XIX que las señoras usaban, entonces, como abrigo.

Cinturones, bolsillos y chaquetas

Junto a este protagonismo, otros procedentes de lares no flamencos. Como el cinturón, nuevo complemento del atuendo feriante que ya apareció tímidamente en algunas colecciones del año pasado como ‘Deja que te mire’, de Ángeles Verano, o ‘Del Oeste hacia el Sur’ de Rocío Peralta. En esta temporada se ha prodigado en colecciones de Inma Linares, Mercedes Dobenal, Luisa Pérez, Ventura, Aránega, José Hidalgo y Mario Gallardo, entre otros, quienes han aflamencado con elegancia este ajuste a la cintura que remarca, aún más, la silueta guitarra que tanto gusta al traje de flamenca.

Los bolsillos han sido otro recurso textil clave en ciertos estilismos flamencos, como los de José Hidalgo, Mónica Méndez en camisas sin mangas e Inma Linares en vestidos de vuelo sesentero, esos trajes de flamenca de los 60 con aires renovados.

El tercer nuevo ingrediente se atiene a la manera de esculpir el cuerpo. Se trata de la silueta sirena flamenca, de talle alto cuajado de volantes pequeños y al hilo, dispuestos en una falda entallada hasta poco antes de las rodillas, donde abre en evasé para dibujar esa onda peculiar que besa el albero feriante. Es ésta una vuelta de tuerca a los talles altos de media capa con volantes que comenzamos a ver en 2016 en colecciones como la de Carmen Fitz.

Se ha introducido la chaqueta perfecto de la mano de Lola Azahares. Con una rebeldía estudiada ha conseguido que piezas de todo punto incompatibles casen y convivan como si lo hubieran hecho siempre. Y no ha sido la única chaqueta, José Galváñ la cruza al talle, Mónica Méndez opta por chalequillos con lazada, Javier Jiménez imagina una capa flecada y Camacho Ríos un guardapolvo canastero, siendo Juan Boleco quien se desmarca de lo habitual con el tejido saco, a pesar de su patronaje clásico.

En esa misma onda de frescura a contracorriente de Lola Azahares, Sergio Vidal vuelve con su mejor flamenca. Además, para colmo de bondades hace doblete, necesitando SIMOF para mostrarnos su lado más chic.

Un elemento que ha originado momentos singulares han sido los volantes reversibles de Pepa Garrido y Rosa Pedroche, habitual entre los diseños de Pepe Fernández Sevillanía, pionero en este tipo de trajes de flamenca convertibles.

Mención especial requiere la osadía de Carmen Acedo, que se desmarca de sus canasteros, probando con amplitudes textiles desde la cintura y volantes no muy descarados, riesgo de todo punto acertado para su nueva colección.

Piel, jeans y otras tendencias

El soplo a agua y sal siempre llega de firmas como El Ajolí, Manuela Macías y Camacho Ríos, que versionan en flamenca al vaquero y que, al igual que Lola Azahares, introducen piel en sus diseños. Pero sin duda es Pepe Jiménez El Ajolí, toda una institución en la historia de la moda flamenca, quien suele abarcar una buena muestra de tendencias en sus colecciones, siendo siempre un referente.

Este año, el volumen de enaguas y mangas marca la pauta, pues hasta las carruchas vienen XXL, sin embargo, muchas firmas permanecen fieles a sus propios vuelos y tamaños. Por ejemplo, Rocío Olmedo y su glamour victoriano de volantes pequeños, Pitusa Gasúl y sus flamencas bonitas, Taller de Diseño y su gusto parisino vintage aflamencando que remata con mantoncillos, peinecillos y pendientes, en consonancia con el bohemio jardín de flores que siembran en tu cabello. También Luisa Pérez ha salpicado sus trenzas flamencas de rositas en diversos tonos a juego con diademas.

La lista de vuelos comedidos prosigue con Susana Pagés, José María Tarriño y sus puntadas flamencas cargadas empaque y señorío, donde minimalismo y sobriedad juegan un importante papel, contrastando con el revoltijo de colores que Flamenca Pol Nuñez elige para sus volantes y vuelos canasteros.

En cuanto a la paleta tonal para este 2017 es bastante amplia. Desde los básicos feriantes, rojo, negro y blanco, adorados por Ventura y Sánchez Murube Costura, hasta los amarillos que no quieren irse, conviviendo con novedades cromáticas como el gris, a veces plata.

En textiles, ha sido muy destacable el aumento del uso del lunar en todos sus tamaños. Unos en terciopelo, otros desproporcionándolo, llegando a adquirir medida disco vinilo de esos de 33 rpm, o sea, LP (si tienes menos de 30 años pregúntale a alguien nacido en los 70 u 80 que te veo algo perdida). Vaya, que ha conseguido vestir el talle flamenco con sólo 3 lunares y dejarte boquiabierta; hablo de Carmen Fitz, aunque no ha sido la única que ha usado este lunar desmesurado. También se ha mezclado con flores en un mismo textil, convirtiéndose, de hecho, en el estampado recurrente de un buen puñado de colecciones. No quiero olvidar el nuevo terciopelo, devorado o devoré, y los tejidos exóticos como el animal print vertical mezclado con lunar de Javier Jiménez y el brocado satinado de inspiración oriental de Marco Zapata.

A modo resumen debe resaltarse lo mejor de la pasarela, algo que me resulta difícil porque todos aportan su peculiar manera de vestir flamenca, imprescindible para conformar la variedad de opciones que existen. Pero dado que es obligatorio fijarse en los nuevos, recurramos a ellos. Nuevos por desfilar por vez primera o por hacerlo como premio del Certamen Noveles del año anterior. Por tanto, toca hablar de Rosa Pedroche y Ventura, a secas, sin más.

Rosa Pedroche ha sido algo así como ‘vini, vidi, vinci’. Perfecta descripción para su puesta de largo, porque no se puede dejar mejor sabor de boca tras un primer desfile como el suyo. Demostrando que esto no ha sido un capricho, sino una reafirmación de la firma dentro del sector de la moda flamenca, haciendo gala de la línea que le caracteriza y mantiene, adaptando las tendencias a su manera de diseñar.

Ventura no es más que el ejemplo de diseñador emergente que, apareciera cuando apareciese, dejaría huella, se apropiaría del certamen de noveles en el que interviniera y no tardaría en hacerse hueco entre los profesionales. La de este año, la de su debut en solitario, ha sido una colección que supera con creces a la primera. Vivo reflejo de por qué existen diseñadores de la talla de Ventura, responsables que los que amamos la moda flamenca nos enamoremos aún más de ella.

Cerraba esta edición, de nuevo, Sánchez Murube y lo hacía a la italiana, con gafas de sol y al toque desinhibido de la ‘Dolce Vita’ de Fellini, Marcello Mastroianni y Anita Ekberg para un final divertido de lolitas flamencas con lunares grandes y diminutos, cuellos halter y vestidos sin mangas para divas del cine en blanco y negro, involucrando al público asistente al contagiarle de su entusiasmo flamenco-italiano.

Como has podido leer, tendencias hemos visto muchas, entre las que se cuentan inclusiones de nuevos elementos en el atuendo flamenco. Pero, como siempre, serás tú quién decida qué se llevará y qué no, pues los diseñadores proponen y eres tú quien dispones. Así que…  ¿Llevarás cinturón esta temporada o los flecos te cubrirán el talle? ¿Te dejarás estampar de lunares, flores o de todo? ¿Te pondrás una perfecto o simplemente meterás tus manos en los bolsillos?